A Paulina
Mi voz se multiplica en el mundo
Mis palabras quedarán
y aunque quieras, no me podrás callar
En el dulce susurrar del viento
que va copulando con las tiernas hojas tristes,
de los dulces álamos púrpuras.
No me podrás callar
En el eterno
pasar y pasar
pasar y pasar
del agua en la arena.
No me podrás callar
No lo harás, cuando por tu dulce labios
sientas la embriaguez de la cálida gota
del llanto de los dioses
que es la uva, el vino, de los enamorados.
No lo harás
cuando venga con mi último suspiro
la muerte enamorada y
le cuente que me querías callar.